Digamos NO a la Corrupción
La
corrupción constituye un obstáculo enorme para el
desarrollo de nuestros países y el
consiguiente deterioro de la confianza de los ciudadanos en sus Gobiernos.
Si no tenemos funcionarios
públicos; honestos, valerosos y eficientes que no se rindan al crimen y a la corrupción, estamos condenando al país a la ignominia más desesperante y atroz, por otro lado,
servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no
ya inmoral, sino criminal. No
hay amenaza más peligrosa para la civilización que
un gobierno de incompetentes, corruptos y hombres viles.
La corrupción equivale a robarle a
los pobres, constituye un
menoscabo del crecimiento y la prosperidad, en lo que se refiere, no
solo al desvío de recursos para los fines previstos sino también por los efectos a
largo plazo de los servicios públicos que no se prestan.
Digamos No a la
corrupción.