Comentario No. 4 15/12/ 2012
Luz u Oscuridad...
Por: Licdo. Eliécer Vásquez Q
Como todos sabemos, Estados Unidos vivió el viernes próximo pasado, una de las más trágicas pesadillas de su historia reciente, con un tiroteo en un Centro Educativo que dejo un saldo de 27 muertos. La tragedia se ve más agravada por el hecho de que 18 de las víctimas eran tiernos pequeñines de entre cinco y nueve años.
Un
tirador despiadado con una ametralladora de grueso calibre, (idéntica a las que
utilizan en Irak), un chaleco antibalas y otras armas livianas, fue el
protagonista de un macro-mundo infernal en la escuela Sandy Hook de una pequeña
y tranquila ciudad de Connecticut. Por lo menos con un centenar de ráfagas
suicidas y aterradora frialdad logró asesinar a un considerable número de seres
humanos.
Horas
después de esta aterradora noticia, mi hijito Eliecer Isaac . de tan sólo 12 años, posteo en Face Book: …”las personas no se dividen en buenos y malos, todos
tenemos luz y oscuridad en nuestro corazón, lo importante es que parte
decidimos potenciar”.
Esta
premisa sobre lo bueno y lo malo, me motivo a escribirle de vuelta y comparto
estas reflexiones con todos los que visiten mi “Blogspot”.
Efectivamente adorado hijo: Luz y oscuridad, vida y muerte son simplemente dos partes
inseparables de la vida. Sin la oscuridad no conoceríamos la luz y sin la
maldad no conoceríamos la bondad. Lo bueno y lo malo van de la mano, no se les
puede separar, pero lo preocupante, no es la perversidad de los malvados sino
la indiferencia de los buenos.
La maldad, es una condición negativa atribuida al ser
humano, que a mi humilde entender, indica la ausencia de moral, bondad, amor,
caridad o afecto natural por su entorno y quienes los rodean, atribuida tal vez
por una total o casi total de apoyo familiar.
Actuar con maldad, también implica contravenir
deliberadamente usando la astucia, códigos de conducta o comportamiento. En
fin, es el valor otorgado a algo que reúne dicha característica en la mayoría
de las ocasiones apartándose de lo lícito u honesto, perpetrando desgracia o
calamidad, convirtiéndose en consecuencia
en malo.