DEJANDO LOS AMANECERES
A propósito del cumpleaño de mi hija
Yovanka
El tenue brillo de tus ojos expresan muchas cosas y dibujan el camino por
dónde has transitado sin la protección de tus padres desde el preciso momento
en que alzaste vuelo a otras tierras del mundo, dejando los
amaneceres en casa, visitando lugares
que te dejan sin aliento, cargando recuerdos, reencontrando, descubriendo y
andando, como un viaje que no tenía fin y que en la mayoría de los casos, terminaba
siempre en melancolía, a pesar de que tenías todo el aire del mundo.
Yovanka, estoy supremamente orgulloso de tener una hija tan independiente,
inteligente, hermosa, sensible profunda y valiente como tú. Además de todos esos atributos, un corazón verdaderamente noble,
fuerte y tierno que no se deja vencer ante la adversidad.
Quiero que sepas, que al nacer siendo mi primera hija, te convertiste
en mi verdadera razón de existir y seguirás siendo lo
más importante hasta cuando Mi Dios amado me llame a su regazo y al
re-encuentro con mis Padres.
Dicen que de tanto andar se aprende, pero daría mi vida entera porque tus
lecciones no hayan sido tan dolorosas hasta cuando ambos perdimos lo
irremplazable.
Con tu ausencia, mi cerebro es un laberinto, cuantas cosas que no
compartimos, cuantas ternuras perdidas, tantos abrazos frustrados, cientos de
te quiero guardados, cuantos te amo por descubrir, miles de amaneceres escondidos,
minuteros del tiempo presos como perlas en el fondo del Océano.
Preciosa, te amo, eres y seguirás siendo la niña de mis ojos, la
dueña de mi corazón, mi amor por ti permanecerá intacto hasta el final de
mis días.