A
propósito del Arte y mi Guitarra.
Por: Eliécer Vásquez Quezada.
En verdad hubiese querido que la música y el arte
fueran mi vida, el arte en todas sus manifestaciones; la poesía, la pintura, el
teatro, el cine, la música, en fin.
Lamentablemente, ninguna de estas expresiones la logré como profesión, pero si las adquirí
como pasatiempo lo que me permitió expresarme artísticamente de una u otra
manera.
Desde muy niño, anhelaba ser músico pero demasiados
obstáculos se interpusieron, me moría de ganas de plasmar una Obra sobre el
silencio.
En el momento actual de mi vida, mi guitarra es la
razón por la que me alegro todos los fines de semana y en donde encuentro
un estadio del alma que está más allá de
los sentidos.
Mezcla de mujer y guitarra que me regala; música,
textura y deseo, cuerpo perfecto para el amor y ser amada, intensa forma
femenina que con sus perfectas
curvas nos dan placer por el
simple hecho de que existen; caja femenina de donde brota la melancolía,
los silencios y el abrazo,
piel, vértice, emociones, humedades, sonidos y colores, mimos y ternuras
a flor de mi guitarra..Guitarra
tan femenina que el
Cuerpo y alma de mujer
rasgando el viento con intensidad de hada, derrochando su sensualidad y
delicadeza. Mi guitarra desnudando notas y esas notas desvistiendo el cuerpo de
mi amada.
En efecto, estoy
descorchando el beso de mi mujer amada; “Bésame, bésame mucho, como si fuera
esta noche la última vez”…
Si no fuera periodista, de seguro sería músico porque
vivo mis sueños musicalmente, veo mi vida en función de un pentagrama musical,
por eso digo que lo que más alegría me da en la vida es mi guitarra, y pasarme
horas enteras cantando Karaoke. Con ésta práctica, el ritmo y la armonía
encuentra el camino en lo más puro y profundo del alma, creo que es
fundamentalmente, porque la música es
sinónimo de libertad, de tocar lo que quieras y como quieras, siempre y cuando
tenga pasión y te lleve de la mano a los caminos de la sensibilidad y del amor.
La música me alegra, me entristece, me activa, me
emociona, con las cuerdas de mi guitarra y cantando los temas de mis artistas,
resumo los sentimientos que me provocan las notas musicales cuando sigilosamente llegan a mis oídos, en una frase, La música puebla mi soledad.