CADA AMANECER NOS TRAE NUEVAS ESPERANZAS
A Propósito de la Vida
Por: Eliécer Vásquez Q.
La vida nos presenta distintas formas de tomar
decisiones. Hay personas que de la noche a la mañana se vuelven vulnerables por
los golpes de la vida, pero creo que
siempre es bueno encontrar las razones que tenemos para amarla y ver el lado bueno de las cosas. Y es que, la
vida nos da la posibilidad de ayudar a otras personas, esto es gratificante,
cuando hacemos algo bueno por una persona, es el corazón quien se siente
reconfortado por haber brindado una ayuda sincera y desinteresada.
En la mayoría de las ocasiones me alegro de la vida, porque me ha brindado la oportunidad de amar intensa
y verdaderamente, de trabajar, de
disfrutar, ser fiel a las bellezas de la naturaleza, compartir y
observar las estrellas.
La vida a veces es como un desierto, nunca sabes a
donde te llevará, pero hay que dejarse
guiar a través de la experiencia y la brújula del tiempo y tratar de
encontrar inteligentemente lo que se está buscando; la paz interior, el amor en
todas sus manifestaciones, la
libertad, la verdad y la justicia.
En fin, La vida está compuesta tan sólo de efímeros instantes, unos buenos, otros no tan
buenos, pero, al fin de cuantas es sólo eso, instantes, breves momentos fugaces
que se registran en la memoria del tiempo que se sufrieron y disfrutaron en la
memoria del alma.
En mi vida, también supe lo que es
pasar hambre, páramos, grandes vicisitudes, traiciones de amigos y de amores,
en fin, He
tropezado muchas veces en mi vida, muchas caídas, a veces pensaba que la suerte
no me acompañaba pero hacia un esfuerzo y arriba, me levantaba y seguía
adelante, atento a la próxima caída para no tropezar con la misma piedra,
confiando en Dios y rogándole darme fuerzas, valor, optimismo para alcanzar
nuevos éxitos, otro peldaño de la infinita escalera del conocimiento, aunque en ocasiones pensemos que todo el universo
conspira para que no se realicen nuestros más anhelados deseos.
A veces pienso que deberíamos vivir
tantas veces como los árboles, que, pasado una temporada de un ardiente
y agreste verano, retoñan sus hojas y
vuelven a empezar un nuevo ciclo.