DIOS ESTA EN EL LA LLUVIA Y EN EL VIENTRE DE MI AMADA HIJA
Bienvenida Amanda
Por: Eliécer Vásquez Q
Para muchas personas, encontrarnos con una mujer
embarazada suele ser algo normal, pocos nos detenemos a pensar y a meditar que atravesar por dicho estado debe ser a
todas luces algo divino, maravilloso, incomparable,
saber que dentro del vientre de una persona está creciendo una pequeña
humanidad debe ser algo verdaderamente sorprendente.
Si bien es cierto que la decisión de
ser madre cambia la vida de toda mujer,
al mismo tiempo del alumbramiento, surge una mujer llena de esperanzas e ilusiones, gracias a esa extraordinaria
experiencia de concebir un nuevo
Ser que llenará su vida. Definitivamente,
mantener un bebé durante 9 meses en el vientre y luego traerlo al mundo, tiene
que ser la hazaña más impresionante de la vida, el acontecimiento más
milagroso que pueda existir en el mundo.
De hecho,
para mi amada hija Wally sentir como se mueve y juguetea ese
tierno angelito en esa prodigiosa y bendita esfera, representa el orgullo de
decir que se convertirá en la madre más
feliz del planeta.
Para
nosotros, los padres de Waleska, la llegada de “Amanda”. también es motivo de
felicidad, alegría y emociones sin par y concebimos la belleza de
nuestra hija, más allá de la belleza física sobre todo cuando percibimos en toda su majestuosa divinidad que; el Ser Supremo está en la lluvia y en el
vientre de nuestra amada hija.
Una
diminuta humanidad que se entreteje y palpita
en su divino vientre,
convertido
en puente, en donde se desplaza su corazón enamorado; allí llueve la alegría, allí
se conjuga el poema eterno del amor maternal, allí se manifiestan ya los
abrazos perfectos, las ternuras infinitas
y los cálidos besos, una nueva y sagrada bendición que se cuelga
sobre tu alma como obsequio
sagrado de Dios; fuerza motriz, fresca y radiante sobre el azul del cielo.
A veces lo vemos tan propio de la esencia misma del embarazo,
de la esencia misma del Universo, que
nos resulta tan natural el trabajo que Dios
eligió para ella, como quiera que sea, en cada uno de nuestros encuentros con
mi “Mamirringa”, nos tomamos un tiempo para mirarla, deleitarnos con el brillo
en sus ojos, sus pómulos sonrojados, observamos detenidamente como se va
magnificando su amor maternal, su pureza
y dulzura sin igual. me acerco lentamente para percibir su nuevo aliento de vida, y logro escuchar el latir de
su pequeño corazón, de pronto, siento que dos tiernas y hermosas mariposas se
posan sobre mi alma y principalmente sobre
mi enorme y orgulloso corazón de padre y
abuelo enamorado.
Si mañana fuera el
ocaso de mi existencia, estoy convencido que me iría a descansar tranquilo porque me has hecho un
padre feliz y el Ser Supremo te ha bendecido con un esposo noble, bueno, digno
de ti y que serán plenamente dichosos.
DIOS LOS BENDIGA HOY, MAÑANA Y SIEMPRE.