HAGO DE LA VIDA UN POEMA INACABABLE
A propósito de mi poesía
¡En verdad, quisiera hallar la
expresión justa de lo que siento y pienso sobre la poesía! Pero temo que solamente alcanzaré a expresar
lo que alguien dijo de la contrición; “más
deseo sentirla que saber definírla”. Sin embargo, considero que la
poesía es un aspecto de la belleza, intuitivamente percibido y captado en un
momento de luz por la conciencia, su lenguaje metafórico no puede traducirse
racionalmente, escapa a veces a la comprensión, más que al orden lógico,
pertenece al plano metafísico del pensamiento sensible.
De allí, que mis poemas, siempre
han tratado de comunicar vivencias que tal vez sean dignas de ser transmitidas y presentar el goce del trabajo creador, o sea, comunicación al exterior. Así,
esas letras talladas en mis libro, han
sido fiel interprete de la esperanza, de
las emociones que emergen de la vida y que enmarcan al creador en el paisaje de
actitudes personales.
El maquillaje de mis letras, son una especie
de invitación al arte de amar poeticamente; es el canto del amor poseído, perdido
y recobrado tras la muerte en una especie de eternidad que es la de la belleza
de la rosa, canta la eternidad del amor, que siempre renace como un sol que vuelve, como una rosa siempre
floreciendo tras la muerte.
Poner las palabras a soñar; poner
las palabras a cantar. He aquí el secreto de la poesía, porque la música es una
cosa interna de cada palabra ya que cada palabra en poesía tiene su propia
música.
Por eso la poesía es
necesariamente distinta de todas las otras formas de expresión literaria. Tiene
música adentro. Tiene un trasfondo de
asonancias, ritmos, metáforas, por eso el hombre la siente suya.
Sufro intensamente mientras escribo un
poema, cada palabra, cada verso golpean mi cerebro una y otra vez, como el
mazo al cincel hasta que logren su
propia ubicación, pero una vez logrado el poema, una inmensa alegría sobrecoge
mi alma, Para mí, no existe sensación más maravillosa que el proceso de
elaboración de mis poemas, pienso que si hay algo bueno, sincero y noble en mi
persona, ese algo se encuentra en el poeta que soy.
Para que un hombre sea poeta ha
de ser muy puro, no contaminado por las conveniencias, por los prejuicios, por
los intereses personales, generalmente por esto el verdadero poeta es joven
(hablo de edad psíquica), siempre presenta una resistencia para entrar por la
puerta fácil de las formas; es rebelde y tiene la materia sensible a todas las
vibraciones, por eso sufre mucho cuando
no puede captar la armonía de las cosas, porque ha sido perturbada por
pensamientos desequilibrados y acciones destructoras.
Creamos el poema al vivir, -
madurando en nosotros, de nuestra propia sangre- y vamos dejando constancias,
hojas de ese desarrollo: Imágenes de la mirada atenta, gotas de realidad vivida y ya
cristalizada, somos expertos en señales y en visión penetrante, cazador de relámpagos
vitales nada puede hacernos indiferente o ajeno al poeta, todo nos corresponde y el poema es producto espontáneo, cristalización del vivir, y –al propio
tiempo- fulgor para los otros; revelación, enigma o desafío.
A veces tiene la sencillez y la
verdad insustituible de una llama, el significado oscuro y sin embargo evidente
de un árbol en el atardecer, de unas manos amadas que se recortan en las
sombras, casi intemporales.