El MOSAICO DE MI ÚLTIMA ALEGRÍA
Nació mi nieto Giovanni Mateo
Tus colores son como palabras
que forman poemas, como notas que crean música en el dulce pentagrama de tus
labios y mejillas, de tus ojos escrutadores y de tus encantos. Eres un arco
iris de emociones en el firmamento, reconstruyendo crepúsculos cada vez más
divinos.
Llegaste
en un sueño de amor, en un paraíso de ilusiones, donde conocimos la forma de todas tus ternuras, desde allí, quedamos inmersos en el fuego de
tus lindos ojos.
En
verdad, Gionanni Mateo, eres un arco iris pleno de colores, que le brindas a la
vida mensajes de amores.
Seré
tu cómplice incondicional, tu maestro, tu instructor de artes marciales, tu
médico y tu amigo, conmigo aprenderás a amar y a ser amado, te regalaré mis
hebras de plata cuando deje de pintarme el cabello, y todo el tesoro que he resguardo para ti en mi corazón.
En la
penumbra de la noche, salpicaré una lluvia de estrellas sobre las fantasías que
inventaremos juntos. Los domingos, cuando el amanecer esté en pañales, muy
temprano en la mañana, (después de visitar al niño Jesús), te llenaré de besos,
te serviré galletas de vainilla en un vaso de chocolate y una copa de amor. Los
huevos hervidos serán tus preferidos; el cereal, los bananos, las manzanas, las
naranjas y las frutas de temporadas y el Pan nuestro de cada día, serán mi
prioridad para tu boca, esperaré tus eructos como forma de agradecimiento y
satisfacción, cual niño Japonés seducido por el sol naciente.
Tus
llantos y tus “berrinches”, serán
una pequeña sinfonía en el bendito cuadro de una mañana espectacular, cuando te
dispongas a dormir, como acto normal y cotidiano de tu primera edad, me
convertiré en tu ángel guardián para velar tus sueños.
Las
tardes me harán sabio para transmitirte mis consejos acumulados por la edad,
inventarte inéditos cuentos de héroes, leyendas fantásticas y misteriosas; de jardines de amor, mágicas mariposas,
peces voladores y de juguetes encantados no inventados.
Entre risas, mimos y cuidados, algún
día se acercará la fugaz corriente del tiempo implacable que deshacen los
colores de los floridos labios y mejillas y del sutil y pálido iris de mis
ojos.
Contigo, la víspera de mi ancianidad será
el mosaico de mi última alegría, de mi último tango, de mi última canción y la
recompensa más bella de mi existir.
A pesar de todo, más allá de mis días y
mis noches, más allá de la muerte, siempre tendrás un espacio supremamente
importante en mi corazón.
TE AMA ABUELITO