miércoles, 8 de marzo de 2017

FELICIDADES Y ÉXITO MUJER PANAMEÑA



FELICIDADES Y ÉXITO MUJER PANAMEÑA
-En el día Internacional de la Mujer-


Por: Eliécer Vásquez Quezada.


En el Día Internacional de la Mujer, quiero unir mi voz a la de todas las personas que creemos en la igualdad de derechos para las mujeres y los hombres, a los que alzamos la voz para dejar de lado el silencio y la indiferencia frente a los hechos de violencia contra las mujeres.
No puedo dejar de sentir indignación porque mujeres y niñas siguen sufriendo altos índices de discriminación y violencia en todas partes del mundo,  se les hace sentir vergüenza por la violencia que se comete contra ellas y con  frecuencia, buscan justicia sin conseguirla, gracias a Dios, cada vez somos más las personas que decimos basta ya! No hay lugar en el siglo XXI para la discriminación y la violencia contra las mujeres y mucho menos contra las niñas.

Es tiempo ya de que todos los gobiernos  cumplan sus promesas de proteger de una vez por todos los derechos humanos  y los acuerdos internacionales que han rubricado. Poner fin a la violencia contra las mujeres debe convertirse en una sus más grandes prioridades, para ello es necesario cambiar actitudes y progresar hacia la igualdad de derechos, la igualdad de oportunidades y la igualdad en la participación.

No debemos permitir, bajo ninguna circunstancia, que el desacuerdo y la falta de decisión impidan el progreso y la protección de las mujeres del mundo. El derecho de una mujer a vivir sin violencia depende de un sistema judicial férreo, unamos nuestros esfuerzos entonces para crear políticas y leyes firmes, para que se cumplan de forma efectiva.
Hoy, y todos los días, decimos NO a la discriminación y la violencia contra mujeres y niñas, a la violencia  doméstica y los abusos, a las violaciones y la violencia sexual, a la trata de seres humanos y la esclavitud sexual ,a la mutilación genital femenina, al matrimonio infantil. a los asesinatos cometidos en nombre del honor o la pasión, al femicidio y a la impunidad.
Hoy, mañana y siempre,  debemos avanzar con valentía, convicción y compromiso detrás de un solo mensaje: “la violencia contra las mujeres es una responsabilidad de todos y es una prioridad urgente”.

En ese sentido, en  ocasión de celebrar la fecha clásica de la mujer, hoy 8 de marzo, deseo felicitar  a la persona que da y protege la vida del ser humano, a la mujer esposa que une su destino al de un hombre mediante una acción de amor recíproco y respeto, a la que siempre está al servicio de la familia, a la hija, hermana y mujer trabajadora, a la que propicia la paz en nuestros hogares y en el mundo, a quienes su esfuerzo y dedicación hacen realidad los sueños y metas de  nuestros hijos e hijas. Por el aporte invaluable que ustedes han hecho para que impere la justicia, la igualdad y el amor, valla mi más sincero respeto, admiración, consideración y gratitud por ser ustedes, el pilar más importante y fundamental de  nuestra sociedad.

Aprovecho éste artículo también, para felicitar  a una mujer realmente auténtica, la más bella flor que pertenece a mi jardín de ensueños.
A la mujer que en silencio escogí como mi musa, sufrir y extasiarme con ella hasta convertirla en literatura, bella y fresca como los cristalinos manantiales de Ola… Agua intensa que brota después de un fuerte relámpago de espuma frente a mis ojos, así es la sonrisa de la madre de mis hijos  así es la sonrisa de su rostro.

FELICIDADES Y ÉXITO MUJER PANAMEÑA EN EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER



lunes, 6 de marzo de 2017

EL RATÓN DE BIBLIOTECAS


EL RATON DE BIBLIOTECAS.
Por: Eliécer Vásquez Q.


Ninguna pompa de jabón flota por más tiem
po de la que irradia la educación en nuestra edad adulta, prácticamente tuve que estudiar toda mi secundaria y estudios universitarios en colegios nocturnos, desde que era un adolescente, tenía que trabajar en horas de la mañana para apoyar a mi familia compuesta de cuatro hermanos, la cual era sumamente humilde y carente de las más elementales necesidades   para una familia de seis.
Todo mi transcurrir por el mundo de la enseñanza media y superior la logré realizar con solo un par de cuadernos de 200 páginas, un lápiz y un bolígrafo , a falta de no tener dinero para comprar libros, tenía que sacarle copia a libros de mis amigos pero la mayoría de las veces parecía un “ratón de biblioteca”, me podrían encontrar en las bibliotecas de las escuelas y de la Universidad; en los tiempos libres, horas de recreo o altas horas de la noche, inclusive los fines de semana.
Gracias a Dios, la mayoría de mis profesores con sus instrucciones y excelente pedagogía, me hacían saber que: …”el mundo no es un patio de juegos, sino un salón de clases, que la vida no es una fiesta, sino esfuerzo, fuerza de voluntad y dedicación”. Una lección eterna para todos nosotros principalmente para los más necesitados.
En ese estadio de situación,  me empecé a dar cuenta que; “enseña más la necesidad, que la Universidad”.



Que interesante, extraordinario y sublime fue conocer a alguien como el Dr, Ricardo Arias calderón (ex vicepresidente de la República)  Q.E.P.D. profesor de filosofía en la Universidad Nacional de Panamá, por mencionar sólo uno, que nos hizo saber que “la educación “es el vestido de gala para asistir a la fiesta de la vida”, más gratificante aún hacernos sentir, que el primer deber de un profesor, es amar y respetar a sus alumnos, una brújula que activa los imanes de la curiosidad, el conocimiento y la sabiduría, que no es sólo la transmisión del conocimiento de cabeza a cabeza sino de corazón a corazón y que nos involucre a ambos; a educandos y a educados.
Sus profundas enseñanzas dejaron  una honda huella en nuestra conciencia para siempre, gracias por educarnos a su  peculiar  manera, gracias por reafirmarnos que educar no es fabricar adultos según un modelo, sino liberar en cada uno de nosotros lo que nos impide ser nosotros mismos y realizarnos según  nuestras creencias, nuestro genio y nuestros dones a pesar de nuestras limitaciones.
Educarnos en los principios espirituales, universales y que tengamos un criterio para distinguir la injusticia y protestar contra ella, una educación civil, pública o privada que nos oriente y nos dé confianza para recurrir a los organismos adecuados en defensa de nuestros derechos inalienables.