lunes, 16 de diciembre de 2019

A PROPÓSITO DE NUESTRA NAVIDAD

UNA TAZA DE CHOCOLATE CALIENTE Y UN TROZO DE PAN.
A propósito de nuestra navidad.
Por: Eliécer Vásquez Q.




Si bien es cierto, la navidad, es por un lado una celebración religiosa, pero también es la época del año, en que dejamos un poco de lado las preocupaciones cotidianas, para reavivar el espíritu de solidaridad, de renacer en las buenas acciones y hacer llegar a nuestros amigos, familiares y conocidos, nuestros más sinceros deseos  de paz, armonía y felicidad.
No obstante, con la prisa que ejerce nuestra cotidianidad, expresar estos parabienes se vuelve  en ocasiones trillado al repetir la misma frase de siempre, “Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo”  y sobre todo sin tomar en cuenta otras consideraciones de la época.

Es bonito hablar del niño Dios, mientras esperamos el repicar de las campanas a media noche después de haber sido bendecido con un agradable banquete compuesto de ricas carnes: Jamón, Pollo, Pavo, lechón y  exquisitos manjares,  ensaladas y frutas.
En nuestro caso, en cada navidad, veo reflejado mi propio rostro y el de mis hermanos, rostros de niños desamparados y con una familia totalmente falto de recursos: sin un vestido nuevo que lucir, descalzos, sin  comida, sin juguetes, sin fiestas sin alegría, para nosotros no existía el niño Dios ni el Santa Claus, las cartas que siempre le escribíamos el 24 de diciembre pidiendo los juguetes más baratos y sencillos de la época jamás llegaron a nuestro hogar. Nuestros padres nos acostaban  temprano en la noche para que nuestras navidades pasaran desapercibidas y nos levantaban súper temprano para brindarnos una taza de chocolate caliente y un trozo de pan sin mantequilla, para nosotros el niño Jesús se encontraba en  ese trozo de pan y en esa taza de chocolate.

Por eso, ahora, a mi edad adulta, me pregunto, ¿cómo se puede hablar del niño Jesús a la mayoría de la gente pobre que tiene que  vivir sin siquiera una o dos comidas al día como sucedió en varias ocasiones con nosotros?
Sabían que, cada día mueren en el mundo, 6.500 niños de hambre. Doscientos millones de niños en el mundo sufren de desnutrición, mientras en España se tiran cada año 10 toneladas de comida a la basura y en nuestro país se gastan 45 millones de dólares para la adquisición de comida deshidratada   (expirada) para dársela de manera criminal a los niños  de nuestras escuelas de parte de políticos corruptos, gente apenas consciente de que el que explota al pobre se empobrece el mismo y corta toda posibilidad de relación con Dios.

En fin, a pesar de todo, espero que  en esta navidad veamos en cada rostro de un niño desamparado o falto de recursos al Niño Jesús y tratemos de llenarlos de alegría compartiendo con ellos lo poco o lo mucho que tengamos, que éste niño que nace nuevamente lo haga fundamentalmente  en nuestros corazones y la luz de su rostro ilumine el sendero a seguir en este nuevo año que se avecina. Que crezca   un sentimiento de Bondad, Paz y Amor para compartir  con la gente que no solamente amamos sino con la gente que más lo necesita. 
Que esa Paz que tanto auguramos, y el  el espíritu de estas fiestas perdure por siempre en los hogares de todos los panameños, que la llegada del niño Jesús sea portadora de muchas bendiciones, que el tañer de las campanas Navideñas, hagan eco de alegría y armonía en nuestras vidas.…     
                      
Que  el niño Jesús nos deje en nuestro arbolito: la esperanza, amor, alegría, felicidad, y mucha luz que ilumine nuestros ojos proyectando la mirada hacia todos los pobres  de nuestro país para brindarles nuestra ayuda sin mezquindades y no sigamos pasando de largo o mirando de reojo como si fuera algo que no nos concerniera directamente.
Feliz Navidad y Prospero Año Nuevo