martes, 18 de diciembre de 2012

Conspiración de amor, paz y alegría.


Comentario No 5
Conspiración de  amor, paz y alegría.
Por: Licdo. Eliécer Vásquez Q

El amor de Papá Noel por los animales

Como todos sabemos, en la Navidad se conmemora la maravillosa  manifestación del  Señor Jesús en la historia. Pero la navidad, no solamente es la fiesta de Jesús, sino también de José y María. Es la fiesta de la sagrada Familia. Precisamente  y en virtud de ello. Estos festejos  revisten un aire familiar.
Una primera condición cristiana para celebrar la Navidad es la  voluntad personal y comunitaria de vivir el misterio de esta fiesta a la  luz de la fe, en un clima de sosiego y de paz. La segunda es tomar  conciencia de lo que significa profundamente la Navidad, a saber;  el nacimiento entre nosotros  de Jesucristo. La tercera reside en asumir la realidad festiva humana,  social y familiar del fenómeno de las Navidades. 
Bajo estas premisas fundamentales,   es importante que nos propongamos  realzar las fiestas del nacimiento del niño Jesús,  a través de  aspectos concretos que nos hagan compartir en familia y nos haga  sentir verdaderamente contentos y felices, aunque, tal vez, no todos tendremos una Navidad y un Año Nuevo Feliz porque la ausencia de un ser querido, la presencia del sufrimiento, el padecimiento de una enfermedad, la preocupación por la subsistencia diaria y la constatación del mal en nuestra mundana existencia son reales.
A pesar  de todo, debemos esforzarnos por ser felices, y lo primero que debemos hacer, es  perder el miedo, confiar en Dios y hacerle frente a la vida. Son los miedos los que nos impiden vivir libres y dichosos: miedo a la vida, miedo al futuro, a las enfermedades, miedo a la muerte, en fin, para que todo lo que hagamos en estas  festividades  nos lleve a la paz,  recordemos la ternura del pasado, el valor del presente y la esperanza del futuro.
En este extraordinario tiempo de disfrutar momentos en familia, tratemos de estar en paz con nosotros mismos, reflexionemos nuestros problemas y dificultades, nuestra propia vida,  compartiendo sonrisas e historias del pasado que nos harán reír  y llorar como si las viviéramos otra vez.
En ese sentido, los invito  a estar en paz con la familia y especialmente con Dios, ya que solo así podremos disfrutar al máximo estas fiestas y aprovechar esta coyuntura  histórica para  proyectar toda la armonía y el sentimiento de espiritualidad cristiana,  haciendo de la mismas, una  inolvidable conmemoración del nacimiento del niño Dios.
 La idea es  bendecir esta fecha en una conspiración de amor, paz y alegría.
Feliz Navidad y próspero año nuevo