viernes, 21 de abril de 2017

LIMITES PARA UNA GENERACIÓN DISPERSA



Límites para una generación dispersa

Por: Eliécer Vásquez


Desde muy pequeños, supimos lo que es estar  sentado en la mesa solitarios con el espectro del hambre, pasar  páramos y grandes vicisitudes, jamas reclamé por la  humilde comida que mi madre nos ofrecía  y muchas ocasiones nos faltaba un acompañamiento en el pedazo de Pan.

Caminábamos y jugábamos en los parques y áreas deportivas públicas. disfrutábamos bañarnos en los ríos y las playas, siempre,  siempre respeté a mis padres a mis tíos, a mis abuelos, a las maestras y a las personas mayores.

Tuvimos un televisor en blanco y negro con tres canales solamente; 2,4 y 8. y nos  teníamos que levantar para cambiar las estaciones. Al despertarnos, la primera tarea que hacíamos era arreglar nuestras camas todas dispuestas en una sola habitación,  después del desayuno lavábamos nuestras ropas y apoyábamos a mamá en todos los quehaceres de la casa; barríamos, trapeabamos, fregábamos y aseábamos el baño. íbamos regularmente a la tienda por algún mandado y no considerábamos nada de lo que hacíamos como explotación infantil.

El horario para dormir era estricto y lo respetábamos, cuando obteníamos   buenas notas no nos  hacían obsequios, porque no habíamos hecho más que  cumplir con nuestra  obligación. Notas bajas deponían de castigo y nos daban simplemente un cuerazo cuando nos salíamos del tiesto, eso  era apenas un correctivo porque si insistíamos en portarnos mal nos propinaban un severo castigo como incarnos sobre semillas de maíz, eso no era un caso policial, a pesar de todo nuestro hogar era un lugar donde reinaba; el amor, los sueños, las ternuras y las esperanzas.

Finalmente, en los atardeceres, después de nuestra jornada y de la cena, que consistía únicamente en un emparedado y crema, obteníamos  lo más esencial: el aire asalitrado del mar, el  descanso, los sueños,  ser fiel a las bellezas de la naturaleza, compartir y observar el cielo, las estrellas. la luna, todas aquellas cosas que tienden hacia lo eterno o hacia lo que imaginamos.

Los fines de semana, muchas veces íbamos con nuestros padres a apreciar las películas en doble tanta que se exhibían  principalmente en el teatro central, el  Ancón o el Apolo  que en aquella época costaban sólo 50 centavos el tíket y disfrutábamos de los  ricos Hot Dog a 15 centavos con una refrescante soda a precio similar. Momentos fugaces que se registran en la memoria del tiempo que permanecen en la memoria del alma.

Los lunes en el tradicional canto del Himno a las 7:00 a.m., jurábamos ante Dios y la patria lealtad a la bandera en la escuela y lo hacíamos  con orgullo, era sencillamente nuestro afán el de mantener, solidarizar y engrandecer aquel viril amor a la patria que, inextinguible, viene desde un ayer que nos parece lejano a enaltecer y vigorizar el sentimiento afectivo hacia nuestro hermoso y singular terruño.

Bebíamos agua pura y rica directamente de la fuente, calzábamos zapatillas chinas (negras) y no nos preocupaba la marca de la ropa. No tuvimos celular, ni cámaras, ni tablet, ni place statión y mucho menos computadora. Nuestros juegos eran: la bolsita, el wacho, las canicas, el trompo, el yoyo, la lata, el escondido y otros que escapan de mi memoria, con los pies en el piso tibio y nuestra cabeza reposando en una época que no volverá. juegos que nos daban una visión más amplia del inmenso mundo creativo  de nosotros mismos, de ser alegres como los niños, como los pájaros del cielo, como las golondrinas.

Eduquemos a nuestros hijos en la tolerancia, la solidaridad y los valores humanos, menos permisividad y más límites para ésta generación, persuadiéndolos a encaminarse por las vías de la verdad, la honestidad y la rectitud.  ¡ eso es lo que el mundo, las familias y los niños están necesitando! respeto, amar al prójimo, a la naturaleza, comunicación, comprensión, bondad, educación, amor a la vida.

Por un mundo donde no haya solamente derechos, sino también deberes! donde haya ilusión y esperanza para vivir, en un mundo donde todos podamos construir con paz. armonía y solidaridad, ayudarles a encontrar inteligentemente lo que se está buscando; la paz interior, el amor en todas sus manifestaciones la libertad, la verdad y la justicia.